Trump celebra el Año Nuevo islámico con una advertencia antisemita a los “judíos liberales”

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El expresidente Donald Trump generó una nueva polémica este domingo al publicar un mensaje incendiario en su red social Truth Social, con motivo de Rosh Hashaná, el inicio del Año Nuevo judío. En lugar de emitir una felicitación tradicional o una reflexión religiosa, Trump aprovechó la ocasión para atacar a los judíos liberales de Estados Unidos, acusándolos de contribuir a la destrucción tanto de Estados Unidos como del Estado de Israel.

“¡Sólo un rápido recordatorio para los judíos liberales que votaron para destruir a Estados Unidos e Israel, como se imaginan en narrativas falsas!”, escribió el exmandatario. “¡Esperemos que hayas solucionado tu error y tomes mejores decisiones en el futuro!”

Debajo de ese mensaje, Trump compartió una publicación del grupo JEXIT —acrónimo de «Jewish Exit»—, una organización que promueve que los judíos estadounidenses abandonen el Partido Demócrata y se alineen con el Partido Republicano. La publicación hacía una defensa del historial de Trump con respecto a Israel, enumerando cinco acciones de su presidencia que, según él, demuestran su compromiso con el pueblo judío y el Estado israelí.

Entre las acciones destacadas se encontraba el polémico traslado de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, una medida que rompió décadas de política exterior estadounidense y que fue vista por muchos como una provocación que dificultó aún más el proceso de paz entre israelíes y palestinos. También mencionó el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán y el respaldo a los asentamientos israelíes en Cisjordania (denominada en la publicación como Judea y Samaria, en línea con la terminología utilizada por sectores conservadores en Israel).

La publicación concluía con una frase que pretendía ser sarcástica: “¡Es claramente uno de los mayores antisemitas de nuestro tiempo!”, en referencia a las acusaciones anteriores que Trump ha enfrentado por sus comentarios y actitudes consideradas antisemitas.

Las reacciones ante el mensaje de Trump no se hicieron esperar. Diversos líderes judíos, académicos y exfuncionarios del gobierno expresaron su rechazo y consternación ante lo que consideraron un ataque directo, cargado de estigmatización y prejuicio.

El profesor Bill Gruskin, de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, criticó duramente la publicación, calificándola como un ejemplo de “antisemitismo informal”. Además, señaló que era “completamente ridículo suponer que a la mayoría de los judíos liberales les importa si la embajada de Estados Unidos está en Tel Aviv o Jerusalén”, o que apoyen las políticas de asentamientos israelíes promovidas por Trump.

Amy Spitalnick, directora ejecutiva del Consejo Judío de Asuntos Públicos, fue aún más tajante: “Incluso teniendo en cuenta los principios antisemitas de Trump, esto es absolutamente repugnante”, escribió en sus redes sociales. “Y en Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío. Hemos normalizado un tipo de fascismo antisemita muy antiguo y muy familiar en este país. Es algo aterrador”.

Eric Columbus, exfuncionario del Departamento de Justicia designado durante la administración de Barack Obama y abogado vinculado a investigaciones especiales del Congreso, optó por contrastar directamente los mensajes de Trump y del actual presidente Joe Biden. En su cuenta de Twitter, compartió lado a lado los dos saludos de Año Nuevo:

Biden: “Jill y yo extendemos nuestros más cálidos deseos a todos los que celebran el Año Nuevo judío en Estados Unidos, Israel y en todo el mundo.”

Trump: “Los judíos liberales… votaron para destruir a Estados Unidos e Israel… Esperemos que aprendan de su error… ¡Feliz Año Nuevo!”

El contraste fue interpretado como un reflejo nítido de las diferencias de tono, respeto y visión entre ambos líderes políticos.

Históricamente, los votantes judíos en Estados Unidos han tendido a apoyar al Partido Demócrata. En 2016 y 2020, solo una minoría del electorado judío votó por Trump, y las encuestas sugieren que ese apoyo podría disminuir aún más en una eventual candidatura republicana en 2024. Este contexto ayuda a entender por qué sus recientes declaraciones fueron recibidas con tanta indignación: se perciben no solo como un ataque, sino como una forma de presión política utilizando la identidad religiosa como herramienta de polarización.

No es la primera vez que Trump lanza mensajes que generan tensiones con la comunidad judía. En 2019, dijo que los judíos que votaban por demócratas mostraban “gran deslealtad”, una frase que fue duramente criticada por su connotación histórica antisemita. Además, en múltiples ocasiones ha utilizado estereotipos sobre el dinero o el poder en sus discursos dirigidos a audiencias judías.

Sus críticos afirman que este tipo de declaraciones forman parte de un patrón en el que Trump utiliza el lenguaje identitario y el resentimiento cultural para movilizar a su base electoral, sin considerar las implicaciones sociales o históricas de sus palabras. Al etiquetar a los “judíos liberales” como responsables de “destruir” dos naciones —Estados Unidos e Israel—, Trump no solo simplifica un panorama político complejo, sino que divide aún más a una comunidad ya diversa y plural.

También llama la atención el momento elegido para emitir este mensaje: Rosh Hashaná, una festividad solemne y espiritual que invita a la introspección, el arrepentimiento y el inicio de un nuevo ciclo. Para muchos, el uso de esta fecha con fines políticos fue particularmente ofensivo, una muestra de insensibilidad y oportunismo.

En el plano político, este episodio puede tener implicaciones significativas. Mientras Trump continúa consolidando su liderazgo dentro del Partido Republicano, este tipo de declaraciones podrían ahondar su aislamiento respecto a sectores moderados e independientes del electorado. Al mismo tiempo, podría reforzar su imagen entre votantes que valoran su estilo confrontacional y su retórica directa, aunque polarizadora.

Para la comunidad judía en Estados Unidos, el mensaje de Trump representa un recordatorio doloroso de cómo la retórica política puede reactivar antiguos prejuicios y colocar a minorías en el centro de disputas partidistas. A medida que se acercan las elecciones de 2024, muchos se preguntan hasta qué punto el discurso público continuará degradándose, y qué costo tendrá esto para el tejido democrático del país.

En definitiva, el episodio de Rosh Hashaná no es solo una controversia pasajera en redes sociales: es un síntoma de una política que ha perdido los frenos morales. Y en un momento en que se espera unidad, respeto y liderazgo, el mensaje de Trump representa exactamente lo contrario.